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Hola:

Te invito a que tengas un diálogo íntimo con tu otro yo y descubras tu fantástico mundo interior.

Entra a esa parte desconocida de tu ser y potencia la capacidad del pensamiento creativo.

¡Quién sabe controlar su mente… puede manejar su destino!

Les deseo mucho éxito y que encuentren la felicidad y prosperidad en todo lo que emprendan.

Saludos

Jaime Borbolla

Un diálogo interno con mi otro yo

Hoy me propuse entablar una conversación íntima con mi otro yo, normalmente me pregunto y contesto una serie de planteamientos que me hago a mi mismo, pero…  ¿De dónde vienen las respuestas?

¿Quién contesta mis preguntas?

¿De donde provienen mis pensamientos?

¿Pensamos o somos pensados?

Son muchas las incógnitas, pero puede ayudarme la experiencia a través de la observación de los acontecimientos que de alguna manera han marcado situaciones importantes en mi vida.

Haciendo un repaso, analizo aquellas preguntas de las que estaba seguro de los resultados y fueron completamente contrarios a lo esperado. En otro sentido, también hubo respuestas ignoradas que si reflejaban la realidad.

De estas reflexiones deduzco que existen dentro de mí dos entidades que rigen mis pensamientos, la que hace percibir lo que quiero y la que de manera objetiva me da la respuesta correcta.

El dilema es distinguir cuál de ellas es la que me envía las señales que me convienen, si una halaga mis sentidos y otra me marca la dirección objetiva sin importar si es de mi agrado o no.

Mi yo consciente es el contacto directo que se comunica conmigo continuamente, es el que razona, deduce, me envía señales de sus preferencias y disgustos. Decide que rumbo tomar después de analizar diferentes opciones.

El otro yo representa una base de datos que almacena experiencias de todo tipo, sensaciones, imágenes, aun vibraciones muy sutiles imperceptibles por la mente racional.

De esta manera se explica por qué la mente consciente no capta en su totalidad la información recibida y en ocasiones no tiene los elementos necesarios para tomar decisiones correctas.

La mente subconsciente cuenta con la información completa pero no tiene la capacidad de ordenarla, analizarla y procesarla.

La mayoría de las personas no nos damos cuenta que existen estas dos funciones de la mente y, por lo tanto, no utilizamos todo su potencial.

Cuando tenemos la capacidad de combinar ambas facultades, desarrollamos una inteligencia equilibrada de alto rendimiento.

El secreto está en poder establecer contacto consciente con el pensamiento abstracto y extraer la información necesaria para procesarla con la mente analítica.

Mi otro yo tiene toda la información que necesito para tomar decisiones que se relacionan con mi propia experiencia, ya que ha recopilado cuidadosamente y guardado celosamente, cada detalle de las acciones vividas cada segundo de mi existencia.

La comunicación con esta parte de mi mente no es tan directa como sucede con la función consciente, porque maneja otro tipo de lenguaje y se ubica en un nivel diferente.

Para establecer contacto con mi otro yo, es necesario entrar a un estado de conciencia especial e interpretar el idioma simbólico que transmite en imágenes y conceptos abstractos, los cuales tenemos que traducir a nuestras propias circunstancias.

El sistema que me ha dado resultado para comunicarme con mi otro yo, es relajar cuerpo y mente, introduciéndome a ese maravilloso mundo interior, dejando que fluyan espontáneamente pensamientos e imágenes hasta que en forma natural se vayan diluyendo y tranquilizando la mente, procurando que no intervenga el pensamiento racional, es decir no tratar de analizar ni fijar la atención, sino dejar que se estabilice el proceso mental. En ese estado de paz y lucidez, planteo una pregunta o situación, de una manera clara, resumida y concentrada. Dejo que la mente creativa se haga cargo de ella y me olvido del asunto.

Conforme pasa el tiempo empiezan a presentarse respuestas, incluso durante el sueño, o brotan ideas aisladas, que se van acomodando como piezas de un rompecabezas hasta dar forma al concepto completo.

Cada quién tiene experiencias diferentes, pero de alguna manera se obtienen similares resultados.

Es una vivencia muy gratificante explorar ese nivel mental, se descubre un nuevo modo de visualización y comunicación no verbal que enriquece la capacidad intelectual, ampliando los horizontes de percepción y creatividad.

No es necesario tener un problema que resolver para entrar en contacto con nuestro otro yo, el hecho de establecer la costumbre de utilizar esa facultad casi olvidada por la mayoría de la gente, constituye una valiosa práctica que propicia notablemente, el equilibrio entre el pensamiento analítico y abstracto, incrementando de esta manera el potencial mental, al  enfocar desde un punto de vista más amplio ideas y conceptos, dando como resultado mayor eficiencia en la calidad de razonamiento y percepción.

Una vez que nos acostumbramos a tener comunicación con nuestro otro yo, no únicamente podemos recurrir a él para solicitar información, sino también tenemos la posibilidad de programarlo para qué actué en la dirección que le marquemos, depende la clase de pensamiento, sentimiento e imágenes que cultivemos conscientemente y el tipo de entorno que le presentemos en nuestro diario vivir.

Tendremos pensamientos armónicos en la medida que alimentemos la mente con manifestaciones estéticas de toda índole, ya sean artísticas o simplemente manteniendo el orden y limpieza en nuestro entorno.

Justamente sistemas como el Feng   Shui lo que pretenden es crear ese ambiente de armonía en torno de nuestras actividades, con el objetivo de impactar la mente y modificar conductas y costumbres negativas que nos obstaculizan en el logro de metas y objetivos.

Las facultades que no se usan tienden a atrofiarse, por el contrario, las que se entrenan y estimulan se fortalecen, por esta razón la humanidad ha perdido muchas de sus capacidades como intuición, telepatía, videncia y otras, porque ha dejado de utilizarlas, una de las  que también estamos a punto de sepultar en el olvido es la comunicación con nuestra mente subconsciente.

Dediquemos unos pocos minutos al día para establecer contacto con la subconsciencia a través de una corta meditación, aunque nada más sea para no perder la comunicación cotidiana con la parte abstracta del pensamiento y de esta manera integrar las dos funciones mentales, potenciando su capacidad.

Hasta la próxima, les deseo éxito en lo que emprendan.

Saludos

Jaime Borbolla